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diumenge, 6 de desembre del 2015
dissabte, 5 de desembre del 2015
dilluns, 15 de desembre del 2014
Rajoy: la Constitución no es "intocable" pero "no es un juguete" y no admite "bromas"
Dice que se reformará las veces que lo exija
"el interés de los españoles"
Participa en Segovia en un acto del PP
en defensa de la Constitución
El PP subraya que solo con la Constitución
se hace frente a la "ruptura"
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado este sábado que la Constitución de 1978 se reformará las veces que lo "exija el interés general de los españoles" y ha señalado que no es "intocable", pero no es un "juguete". "La Constitución no admite bromas ni frivolidades", ha dicho en el acto en defensa de la Constitución que ha presidido en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso.
Así, Rajoy ha dicho que no son "dogmáticos fundamentalistas de esta Constitución concreta" y ha recordado que han sido colaboradores necesarios de las dos reformas que ha habido. "Apoyaremos cualquier reforma futura si ello fuera necesario", ha indicado.
No obstante, ha señalado que le sorprende "mucho" que se propongan reformas "sin definirlas" y nuevos consensos "sin concretarlos". "No son momentos para ocurrencias, frivolidades o eslóganes. Solo muestra desorientación de quienes las hacen", ha añadido Rajoy, quien ha dicho que España lo que necesita son reformas económicas y sociales para "mejorar la vida de la gente y superar la crisis".
Esto sucede después de que el PSOE registrara una iniciativa en el Congreso para poner en marcha una subcomisión que abriera el debate sobre la reforma de la Constitución, pero tanto el Gobierno como el Partido Popular no apoyaron la propuesta.
"No es negociable" la soberanía nacional
Por otro lado, Rajoy ha matizado que para el PP "no es negociable" la soberanía nacional, la unidad de España, los derechos fundamentales y la igualdad de todos. "No es negociable", ha recalcado.
El jefe del Ejecutivo ha recordado que la Constitución de 1978 nos trajo democracia y fue el pasaporte para Europa, por eso, ha dicho, no aprobaron cualquier Constitución, sino una "homologable, a la altura de los tiempos". "Nos trajo la ley, el derecho, la libertad, la democracia y Europa", ha añadido.
En ese sentido, ha asegurado que ya no es tiempo de "mirarse en el ombligo de lo autóctono" ni de poner "énfasis en las diferencias ni fomentar los aislamientos". Se ha preguntado "qué sentido tiene" que alguien se cuestione si se siente "más gallego o español" o "más español que aragonés" cuando la pregunta que debería hacerse "cualquiera que habite en el siglo XXI" es si soy ya "tan europeo como español".
La CE y Europa "no se pueden divorciar"
Así, ha dicho que este es el afán que hay que perseguir -"llegar a ser tan europeos como españoles"- y no el de limitar la capacidad de España o distraerse en "ensoñaciones".
Por su parte, ha dejado claro que lo que necesitan los españoles no son propuestas para "articular regiones españoles que llevan siglos articuladas" sino para integrarlas en ese "gran proyecto en el que hemos comprometido nuestro futuro". "Yo no rechazo las diferencias", ha dicho.
El presidente del Gobierno también ha subrayado que la Constitución española "sigue tan viva como siempre", porque en ella están también "los cimientos" del futuro y colocó a España "a la altura de los mejores" países, aunque "algunos pretendan decir lo contrario". Asimismo, ha añadido que la Carta Magna ha permitido la mayor etapa de progreso social y económico de la historia de España.
Por último, Rajoy ha celebrado que siga en vigor la Constitución de 1978 que, ha dicho, es "joven y fecunda" y ha señalado que nada ha producido tantas transformaciones en España. "Es la ley que nos hizo ciudadanos e iguales", ha concluido.
Con la CE se hace frente a la "ruptura"
Antes del discurso del líder del PP, la cúpula del partido ha subrayado la defensa de la Constitución de 1978 frente a "populismos" y "cantos de sirena" y ha proclamado que solo con la Carta Magna España es capaz de "rechazar planteamientos de radicalidad y de ruptura".
En la 'declaración de La Granja', el manifiesto que los populares han suscrito, el PP ha advertido de que sin la Constitución la superación de la crisis sería "mucho más difícil" y ha señalado que "sin democracia representativa y transparencia no existe la regeneración política verdadera".
"España necesita más que nunca la Constitución de 1978. Y nosotros queremos ponerla nuevamente en valor", ha concluido esta declaración cuya lectura se han repartido en La Granja los presidentes regionales del partido.
Autora: Silvia Ruiz Montoya
Fuente: RTVE
dimarts, 9 de desembre del 2014
La España constituida
La libertad e igualdad que fundamentan la Constitución deben ser la base de todo debate
Es un plácido lugar común el afirmar que la Constitución de 1978 fue el resultado de un pacto entre distintos. Más o menos subrepticiamente se añade que sus problemas arrancan de que el pacto se fraguó entre el tiempo viejo y el nuevo, es decir, entre el franquismo y la democracia.
Este es un análisis que refleja uno de los vicios más obstinados de la historiografía española y que podríamos llamar el mito de la transición inacabable. No hay consenso sobre la duración de ese proceso, que algunos alargan, a su conveniencia argumentativa, hasta el 23 de febrero de 1981, la victoria socialista de octubre de 1982 o incluso hasta el triunfo de José María Aznar en 1996, por no hablar de quienes, con la arrogancia de la irresponsabilidad, proclaman que el 15-M y su derivación partidista cierran definitivamente un lacerante episodio de la historia española.
Esta incertidumbre historiográfica y política revela una causa más vasta e inquietante: la imposibilidad de que España salga de un eterno periodo constituyente, una característica verificada en la historia de los siglos XIX y XX y que amenaza con seguir operando como un desdichado mantra de la actividad de nuestra comunidad política. Esa España constituyente que no acaba nunca de constituir nada sólido ni de ser constituida, esa España instalada en la adolescencia política, cabe vincularla también con otra característica de la discusión civil. Los problemas españoles nunca son problemas normales, por así decirlo, resultado de las circunstancias cambiantes, de la irrupción de nuevos problemas, de nuevos agentes sociales o resultado del desgaste o caducidad de las soluciones.
A diferencia de lo que sucede en la mayoría de países de nuestro entorno los problemas españoles son siempre estructurales y tienen siempre una inequívoca denominación de origen. Así, asuntos como la corrupción económica, el populismo transversal y rampante, la democratización de los partidos políticos, la capacidad extractiva de las élites e incluso las tensiones territoriales son vistos como problemas ibéricos pata negra, porque ya se sabe que lo que pasa en España no pasa en ninguna otra parte. De ahí que en lo que otros lugares trata de resolverse con la evolución y mejora de leyes concretas y consuetudinarias aquí tiende a plantearse como problemas excepcionales que requieren medidas excepcionales. Un vidrioso asunto, de explicación compleja, en la que no es difícil ver una consideración algo mágica, premoderna, de la política, que acaba remitiendo a la figura, realmente ibérica, del hombre providencial cargado de soluciones providenciales. No creemos que la conclusión que se deriva de todo esto se le escape a ningún lector: lo anómalo en España no son los problemas sino el carácter, inmaduro, frívolo y a veces histérico, de las soluciones propuestas.
Gran parte de la política española
es víctima de un afán adánico
El afán adánico de gran parte de la política española se proyecta en el actual debate constitucional con el flagrante error añadido que insinuábamos al comienzo: la Constitución de 1978 lleva el estigma de Caín del franquismo y ello se invoca como una razón irrevocable para su pronto arrumbamiento.
Pero esto es una grave falsedad histórica y moral. La Constitución de 1978 fue resultado de un pacto entre demócratas, perfectamente legitimados por las elecciones del 15 de junio de 1977. Unos demócratas que respecto a la cuestión territorial actuaron entre dos extremos: el centralismo y el independentismo. Y que mientras reafirmaban, al estilo de Francia, Italia, Alemania y la abrumadora mayoría de democracias, la indisolubilidad del Estado siempre y cuando esta Constitución rigiera y establecían un sujeto de soberanía formado por el conjunto de los españoles, también diseñaban una descentralización del poder que por su amplitud y profundidad tenía pocos precedentes.
La Constitución de 1978 fue, y sigue siendo, la máxima y genuina expresión de esa tercera vía que algunos buscan hoy con la ofuscación de los que buscaban la carta en el célebre relato de Poe. Una tercera vía que para algunos de nosotros incluía privilegios y ceremonias étnicas difíciles de tragar, como todo lo referente a los supuestos derechos históricos de algunas regiones y sus consecuencias, fundamentalmente económicas, pero que cabía inscribir en la lógica de satisfacción insatisfecha de todo pacto y en la perentoria necesidad de la paz civil entre españoles distintos. Y que, en cualquier caso, establecía y protegía lo esencial: la consideración de que la identidad democrática (el demos) no tiene más tierra de arraigo que la Constitución, es decir, la ley compartida.
Es sabido que para los nativos cuenta de dónde viene genealógicamente cada cual. Por el contrario, para los ciudadanos solo cuenta adónde vamos a ir todos juntos bajo las mismas leyes, aunque cada cual con un perfil propio creado a su modo y manera. Esa sustancia civil, en fin, sobre la que se asentaba una de las constituciones más federalizantes del mundo en 1978 y que así sigue siéndolo.
Blindar las reivindicaciones identitarias supone fragmentar el demos común en beneficio de los etnos excluyentes
La reforma de la Constitución es un objetivo político legítimo. Pero conviene meditar de qué se habla cuando se habla de ella y en nombre de quién se habla. Para empezar, hay que distinguir entre la posibilidad de enmendar la Constitución, por ejemplo en lo referido al déficit o la sucesión a la Corona, y su reforma: en más de 200 años, la Constitución de Estados Unidos ha sido enmendada tan solo 27 veces y reformada ninguna. Y, sobre todo, conviene desvincular cualquier reforma constitucional de esa mítica tercera vía que ya quedó establecida en el pacto fundacional de la democracia española.
Es difícil desmentir, en base tercerista, que la Constitución de 1978 es el ejemplo más consistente y realizado de la tercera España con la que soñaron los mejores políticos e intelectuales de los años treinta silenciados, cuando no aplastados, por la Guerra Civil. La reforma constitucional puede invocarla así la eterna y malcriada adolescencia política española. Y desde luego el secesionismo, mucho más interesado en la fragmentación de la soberanía que en la propia materialización de la independencia.
Y pueden invocarla, finalmente, los llamados federales, armados de sus blindajes. Pero siempre que asuman la responsabilidad de lo que eso significa. Blindar las reivindicaciones identitarias, sean la lengua común, la educación o los símbolos nacionales compartidos, supone fragmentar el demos común en beneficio de los etnos excluyentes. Y proponer una reforma de la Constitución de estas características supone asumir la práctica desaparición del Estado de algunas regiones españolas. El resultado es conceder a los secesionistas buena parte de lo que piden, con la única contrapartida de que no le llamen independencia.
Frente a la España constituyente, o reconstituyente, de la pócima y hasta del elixir, los ciudadanos españoles deben reivindicar la razón de la España constituida. Es decir, ese lugar donde todas las discusiones políticas parten del apriorismo de la libertad y de la igualdad que nuestra Constitución establece.
Este artículo lo firman Cayetana Alvarez de Toledo, Félix de Azúa, Nicolás Redondo Terreros, Fernando Savater, Andrés Trapiello y Mario Vargas Llosa, fundadores de Libres e Iguales
Fuente: El País
divendres, 5 de desembre del 2014
Cronología Constitucional de España
Puede parecer obvio para los que desconozcan la historia contemporánea española, pero después de la Constitución de los Estados Unidos y las constituciones francesas durante la revolución la historia del constitucionalismo español es una de las más antiguas he influyentes que han existido.
La Constitución Española de 1978 es la que más tiempo ha estado en vigor en nuestro país superada tan solo por la Constitución de 1976.
La Constitución Española de 1978 es la que más tiempo ha estado en vigor en nuestro país superada tan solo por la Constitución de 1976.
Datos del referéndum de la Constitución
Es curioso comprobar que después del Referéndum de la Ley para la Reforma Política de 1976, en un estado que era a todos los efectos todavía una dictadura, el Referéndum de la Constitución de 1978 sea el que más participación ciudadana ha tenido en la reciente historia de elecciones democráticas en nuestro país.
dimecres, 3 de desembre del 2014
La Constitución Española para Opositores
Aproximación al concepto de constitución.
Título preliminar de la Constitución española de 1978.
Título I. De los derechos y deberes fundamentales.
Título II. De la Corona.
Título III. De las Cortes Generales.
Capítulo primero. De las Cámaras.
Título III. De las Cortes Generales.
Capítulo segundo. De la elaboración de las leyes.
Título IV. Del Gobierno y de la Administración
Título VI. Del poder judicial.
Título VII. Economía y Hacienda.
Análisis de los derechos y deberes fundamentales.
Los audiolibros son una alternativa a la lectura convencional para aquellas personas que están aprendiendo castellano, tienen problemas de visión o, por ejemplo, para niños que están aprendiendo a leer.
divendres, 28 de novembre del 2014
Retos de la Constitución para el siglo XXI
Análisis de los retos de la Constitución Española de 1978 para el siglo XXI, ¿son necesarios cambios para adaptarla a los nuevos tiempos?. La organización territorial, el sistema electoral, la integración de España en la Unión Europea, son algunas de las materias que se abordan.
La Constitución como norma suprema
Se analizan los caracteres que definen a una constitución como Norma Suprema de un ordenamiento jurídico, con especial referencia a la Constitución española de 1978.
Fuente: Canal UNED
dijous, 5 de desembre del 2013
La Constitución Española: Reforma
Vídeo destinado a profundizar de una manera más completa en el estudio y análisis de tres puntos fundamentales del tema de la Constitución Española: características-estructura y reforma. Tercera parte.
La Constitución Española: Estructura
Vídeo destinado a profundizar de una manera más completa en el estudio y análisis de tres puntos fundamentales del tema de la Constitución Española: características-estructura y reforma. Segunda parte
La Constitución Española: Características
Video destinado a profundizar de una manera más completa en el estudio y análisis de tres puntos fundamentales del tema de la Constitución Española: características-estructura y reforma. Parte primera.
La Constitución Española de 1978: antecedentes y proceso constituyente
Clase impartida por MasterD sobre la Constitución Española. La profesora Leticia Soria nos habla sobre los antecedentes históricos y los puntos clave de la Constitución de 1978.
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