dimarts, 10 de febrer del 2015

Vulnerabilidad social en España








El 27% de la población está en riesgo de pobreza 
o exclusión en España 


Reparto de alimentos en un centro de Cáritas en Valencia. / REUTERS


En España hay cerca de 13 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, concretamente 12.866.431 personas. Son prácticamente uno de cada tres ciudadanos (el 27,3% de la población). Los datos corresponden a 2013 y los ha presentado este martes la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que ha hecho público un informe sobre la evolución de la vulnerabilidad social entre los años 2009 y 2013, la etapa central de la crisis económica, a partir de datos oficiales (fundamentalmente el INE). De ellos, hay 9,6 millones de pobres y 2,8 millones de personas con una severa falta de recursos. 

El índice de riesgo de pobreza y/o exclusión social (la conocida como tasa Arope, por sus siglas en inglés at risk of poverty and/or exclusion) es un indicador europeo que se ha convertido en el valor de referencia para medir la población en desamparo en una sociedad. 

En todo el tiempo analizado (2009-2013), el indicador ha aumentado en 2,6 puntos, lo que supone que hay 1,3 millones de personas más que han visto cómo desde 2009 se degradaban sus condiciones de vida hasta caer en las capas más desprotegidas. El mayor avance se produjo entre los años 2009-2012 por la ola de despidos que sacudió a la economía española. “Las razones del importante crecimiento en estos años hay que buscarlas en el gran aumento de hogares con baja intensidad del empleo durante el periodo considerado”, indica el documento. 

Entre 2012 y 2013, la tasa apenas se ha incrementado en un 0,1%. Sin embargo, los autores del trabajo advierten de que esta aparente estabilización “no es, como parece, una buena noticia”, sino que obedece a un efecto estadístico “por el que no hay que dejarse engañar” relacionado con la medición de la pobreza y el hundimiento generalizado de las rentas. Este fenómeno ya se había observado en estudios previos

La tasa Arope pretende ir más allá de la medición estricta de la pobreza. Por ello, para configurar este indicador, la pobreza material se complementa con otros dos elementos: la carencia material severa y la baja intensidad en el empleo. 

El primero de estos tres ingredientes, la pobreza, es un valor relativo: el umbral de pobreza se fija al comparar la renta de las personas (ingresos por debajo del 60% de la mediana de la población, es decir, 8.114 euros anuales en 2013). Si, como ha sucedido en los últimos años, se da una reducción de ingresos generalizada, también desciende el valor a partir del cual se establece el listón que define cuándo una persona es pobre. Así, habrá grupos de población que con iguales o incluso menores ingresos, saldrán de la clasificación oficial de pobres (en 2009 el umbral estaba en 8.876 euros). 

Ello, junto al regreso de inmigrantes en situación de precariedad a sus países ante la falta de expectativas, explica, según los autores, que los valores de pobreza material se hayan mantenido estables (en torno al 20% de la población) entre 2009 y 2013 o que hayan caído un 0,4% en 2013 hasta los 9,6 millones de pobres. También es el motivo por el cual el índice Arope apenas ha variado el último año del estudio. 

Los responsables del trabajo –que aluden a esta paradoja en el apéndice “De cómo puede reducirse la tasa de pobreza sin una mejora en las condiciones de vida de la población”- ponen el ejemplo de lo sucedido con los jubilados. Pese a que sus pensiones prácticamente se han congelado, han reducido su tasa de pobreza en un 11% por el hundimiento de las rentas a su alrededor. 

Por edad, las tasas de pobreza se concentran en los menores de 16 años. En este grupo el indicador alcanza el 26,7%, más de seis puntos por encima de la media de la población, debido, en buena medida, “a la mayor vulnerabilidad que sufren los hogares monoparentales”. 

El informe muestra cómo estar empleado no es una garantía frente a la vulnerabilidad social. En 2013 había un 11,7% de trabajadores en situación de pobreza. Los autores relacionan esta circunstancia “con la evolución creciente de la jornada parcial, que en el último cuatrimestre de 2013 alcanza al 16,1% de los ocupados”. 

Al margen de la pobreza, los otros dos ingredientes de la tasa Arope sí muestran claros aumentos. La carencia material, que se calcula a partir de la combinación de factores como no poder ir de vacaciones o hacer frente a gastos imprevistos, retrasos en el pago del alquiler, imposibilidad de pagar la calefacción, ha crecido en el periodo estudiado un 38% (del 4,5% al 6,2%). Además, el 67% de la población asegura tener problemas para llegar a fin de mes. 

A finales de 2013, el 6,1% de la población (2,8 millones) se encontraban en pobreza severa, es decir, subsistían con ingresos inferiores a 4.057 euros por persona (o 6.085 si es una pareja, o 7.400 si tienen un hijo). 

El tercer elemento está relacionado con la población que vive en hogares donde no trabaja nadie o en la que los empleos son precarios. En 2013 el porcentaje de personas en esta situación alcanzaba el 15,7%, más del doble de 2009. 

El informe advierte de un cambio estadístico en el modo en que el INE recoge los datos. Si en 2013 se aplicase el criterio que regía desde 2004, el indicador Arope seria un punto mayor, es decir, un 28,4% de la población en riesgo de pobreza y exclusión frente al 27,3% que reflejan los datos. 



Grandes diferencias entre autonomías 

El informe elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social muestra enormes diferencias entre las autonomías que pueden alcanzar hasta 25 puntos porcentuales en el índice Arope. 

En general, la desigualdad se ajusta al eje norte-sur. En la parte superior de la tabla está Navarra, País Vasco y Aragón, con tasas inferiores al 20% . En la zona inferior se sitúa Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía con valores entre el 35% y el 39%. 

El extremo lo marca la ciudad autónoma de Ceuta donde prácticamente la mitad de su población (el 47%) se encuentar en situación de riesgo de pobreza o exclusión social.






Autor del artículo: Jaime Prats Aznar
Publicado en: El País

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